JUEVES 20 DE DICIEMBRE EN EL AULA 1213 DE LA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y SOCIALES DE LA UNIVERSITAT JAUME I DE CASTELLÓN.
Paco Tejedo (Nules, 1943) es conocido por su dedicación a la pedagogía teatral. Traductor de Apuleyo y adaptador de otros textos clásicos, dedica su vida a levantar proyectos dramatúrgicos, a enseñar la práctica teatral en varios másteres y a la docencia. Últimamente se ha decantado por la narrativa, terreno en el que ha cosechado diversos premios.
Qué hacer para
morir asesinado (Barcelona, Ediciones
Oblicuas, 2009) es un libro articulado en trece relatos en los que la
sorpresa asalta al lector desde diversos puntos de vista: unas veces
porque asistimos a las peripecias de personajes que no se comprenden
a sí mismos hasta el momento de la muerte, como en “Perseguir una
sombra” y otras porque la identidad del narrador no se revela hasta
avanzada la historia, como en “Paso de peatones”. Se trata, por
tanto, de esconder un final que emerge de forma inesperada, como un
peaje a la novela negra filtrada por la irrealidad y lo misterioso.
En ocasiones, también convierte el atrezo en el elemento necesario
para que lo contado pueda existir, como en “No queda elegante matar
a la reina con un cuchillo de cocina”, lo que eleva la importancia
de los elementos que rodean el desarrollo de la narración a un rango
esencial.
En
cuanto a las épocas tratadas en los
relatos, se tienen ocasión de visitar el Egipto faraónico, la
Numancia resistente o el ambiente artístico del Papa Farnesio;
períodos más recientes como el protagonizado por Maura, e incluso
se recorren tiempos actuales, como en la parábola del racismo “Tiro
al blanco”, donce relativiza clisés léxicos cuyo envés desvela
una ligazón racial mal digerida.
Tampoco
escatima Paco Tejedo la ocasión de reflexionar sobre el proceso de
la escritura. Así, en “No queda elegante…”, intercala en la
narración calas metaliterarias y recortes de cuentos en cuyo proceso
está inmerso el narrador; o en “La mujer que transportaba arañas
en el pelo”, donde demuestra que la descripción realista siempre
es puro artificio, aunque ésta sea increíble. De ahí que el léxico
rico, preciso y sugerente de Qué hacer
para morir asesinado instale la
imaginación del lector en la cima de la ficción que recrea; no en
vano, uno de los narradores confiesa cómo un personaje le anima
“para darle verismo y credibilidad al relato y a que puliera el
léxico para representar una pequeña pieza de orfebrería.”
En
la novela corta El copista furtivo
se descubre a un autor, Paco Tejedo, enamorado de la literatura del
Renacimiento español. El narrador, Diego de León, es un
privilegiado protagonista que ayuda nada más y nada menos que a Fray
Luis, tanto en los menesteres de intendencia, como de estudio;
incluso comparte desplazamientos al huerto de La Flecha. Pocas veces
se tiene la oportunidad de paladear un homenaje tan sentido a una
época y a un autor, cuya dedicación filológica le costó no pocos
disgustos, e incluso algunos años de cárcel que merodean sobre el
salmantino cuando ambos se despiden. La polémica entre agustinos y
dominicos, los estudios del Brocense, las traducciones del Cantar de
los Cantares y hasta el origen de la expresión “ir de picos
pardos” conviven en una Salamanca que irradia saber, como una
“pequeña Roma” que amasa el saber a pesar del poder
eclesiástico.
Diego
de León es un testigo que ha interrumpido sus estudios de pendolista
en Zaragoza ¾de
ahí el título de la obra¾
para dedicarse a la vida del convento en Castilla. Será allí donde
se cruzará con Fray Luis, donde tangencialmente se verá envuelto en
un crimen y donde sus actos desencadenarán la tormenta de intriga
que sobrevuela la novela, cuya solución se aventura más allá de
las páginas del libro.
Y
un homenaje a esta época no hubiera resultado justo si la riqueza
léxica, el andamiaje técnico escondido y la erudición presentada
como algo circunstancial no hubieran estado a la altura del tema.
Si lo que está en juego es la palabra, la traslación de textos de
una lengua a otra y las consecuencias de bordear los parámetros que
marca la Iglesia, el cuidado por cómo se dicen las cosas ha de ser
exquisito. Resulta creíble el discurso de fray Diego, erudito y sin
recovecos ¾tan
renacentista¾,
al servicio de una trama que desde el primer momento enlaza al lector
y lo conduce por un sendero de pergaminos, letras capitulares y ¾si
hay crimen¾
también por el erotismo que se desprende de los textos bíblicos. (Pasqual Mas).
Más datos sobre el autor:
Web sobre teatro en la Educación y teatro grecolatino.
AVEC. Associació valenciana d'Expressió i Comunicació
Reseña de Yose Álvarez-Mesa
Premio Encarna León. Melilla
Premio Cáceres de Novela corta