El que sabe el qué, encontrará el cómo.
(Friedrich
Nietzsche)
Este texto pretende contarle al lector cómo se articula un curso de Escritura Creativa del que resulta una publicación con los mejores textos de los alumnos y por qué esos textos son los mejores.
Reunir a más de 90 autores en un solo libro, en el que nos sirve de ejemplo, Incorregibles,en este caso, ya es de por sí un hecho excepcional. La manera en que este numerosísimo grupo se convierte en un solo sintagma lo desvela lo que tienen en común: la pasión por la escritura.
Reunir a más de 90 autores en un solo libro, en el que nos sirve de ejemplo, Incorregibles,en este caso, ya es de por sí un hecho excepcional. La manera en que este numerosísimo grupo se convierte en un solo sintagma lo desvela lo que tienen en común: la pasión por la escritura.
Este libro es la quinta
publicación de la serie que comenzó con Los Excelentes,
título al que siguieron Los Relatores, Les Llengües
vespertines y Los Intachables. Estos volúmenes muestran
los resultados del curso de materia literaria que con el nombre
«Escribir lo que imagino» se imparte en la Universitat Jaume I
desde 2005. Se suma además a nuestros materiales el Manual
d'escriptura creativa publicado por Pasqual Mas en la editorial
Germania. En él se detalla el andamiaje ténico que subyace a
cualquier texto que se pretenda efectivo.
Incorregibles,
escrito en nuestras dos lenguas, se erige inevitablemente en acta de
la insoslayable realidad que por sus páginas transita. Algunos de
los temas tratados, por su apariencia fantástica, es necesario no
obstante convertirlos primero en verosímiles mediante el recurso a
la literatura para que no se queden solo en verdad. Componer una
literateca de estas características es también una forma de
luchar contra el olvido.
Ocho años después de que
se creara este taller, muchos de sus participantes ya han lanzado al
vuelo sus propios libros: Libro de Oraciones de Verónica
Segoviano, Estaciones y Estancias de Enric Serra i Prades,
Espejo de Azules de Elena Torrejoncillo, Procesionaria de
Juan Carlos Núñez Mateo, Un mar de relatos de Mar Olmedo, De
mi puño y tecla de Gemma Teodoro, son una buena muestra a los
que se añadirán en breve casi una decena que en este momento se
hallan en proceso de corte y confección.
Nos encontramos en
nuestra página web Pliegos volantes, pero también
indistintamente en un aula de la Facultad de Ciencias Humanas y
Sociales, en la Llotja del Cànem de la calle Caballeros de Castellón
y con cualquier coartada literaria: presentaciones de libros,
recitales, ferias, iniciativas que responden a llamadas sociales
después convertidas también libros como Primavera de
Microrrelatos Indignados y El camino del corazón solidario.
Y en último extremo cuando alguien de nosotros obtiene un premio
sentimos que lo ganamos todos.
Con todos estos
mimbres comenzamos a tejer o a tramar el ejemplar de cada año. El
centenar de textos, Incorregibles en este caso, se selecciona
entre aproximadamente un millar. Es decir, tan solo se publica un
diez por ciento de toda la producción. Una vez consensuada y tomada
esta primera decisión comienza la labor más enjundiosa, la revisión
y en algunos casos incluso la reescritura hasta que se consigue que
todas las piezas ajusten o al menos no chirríen. Durante el tiempo
que dura este proceso la comunicación con los autores es continua.
La pantalla del ordenador se divide entre el documento que contiene
el libro y la bandeja de entrada del correo electrónico, medio a
través del que se consulta con cada escritor desde la adecuación
del título, la forma en que prefiere que se escriba su nombre, así
como otras discusiones más técnicas a propósito de cuestiones de
forma y contenido de sus relatos y poemas que dan lugar en ocasiones
a más versiones que dedos teclean a ambos lados de la página de
cristal líquido. A partir de ese momento comienza el largo proceso
de edición ¾que
no publicación¾
propiamente.
Resulta emocionante
leer historias recién transcritas, observar que aunque palpiten no
se sabe si sobrevivirán hasta que pasan muchas pruebas. En algunos
casos de alumbramiento la criatura sale adelante con el aliento de
todos. Después de tanto tiempo se han formado verdaderos
especialistas que desde la grada valoran el texto desde múltiples
perspectivas: unos se centran en sus signos de puntuación, otros en
la vertiente parapsicológica, algunos lo contrastan con los de otros
autores. Por eso, decir que Incorregibles es una publicación
colectiva va más allá del hecho de que se trata de una antología
que acoge obras de muchos escritores. Esa característica del libro
se da en una escala menor en muchos de sus textos que comparten
autoría, asistencia o en todo caso incluyen, en un acto de flagrante
humildad, las opiniones y apreciaciones de quienes fueron sus
primeros lectores.
Unas cincuenta
horas después repartidas a lo largo de todo un mes de comenzar el
proceso de edición, se encarga de vestir los textos desnudos Paula
Catão, quien año tras año, desde el oeste de nuestra
península le arranca una página a su artístico Caderno das
Estrelas para arroparnos. Sobre esta imagen, Salvador
Soriano, de Ascendente Gráfico aporta la armonía tipográfica y de
diseño.
Es cierto que
también ayuda a culminar todo el trabajo que las editoriales nos
mimen, tal vez porque somos muchos y valientes, les presentamos
nuestro mal llamado manuscrito como obra consumada e irrevocable, de
esta forma su sello sobre la cubierta se convierte en un marchamo a
la manera del antiguo Nihil obstat pero por suerte, sin
ninguna valoración moral.
El protagonista de
la novela de John Irving A widow for one year dibuja con tinta
de calamar ilustraciones de libros infantiles. Sus viajes en
bicicleta para comprarla en el mercado recuerdan bastante a los de
Ray Bradbury mientras escribía junto a John Huston el guión de Moby
Dick entre la niebla de la costa oeste de Irlanda. Tal vez
escribir, imprimir carácteres, estampar trazos consista en pretender
atrapar una ballena, una vez atisbado su lomo sin perder durante la
captura ninguna extremidad. Incorregibles flota en
ese mismo sentido sobre el mar. De sus relatos sobresalen seres
marinos trazados con rasgos muy humanos.
Aunque esta
introducción sí lo haga, no terminamos aquí, es imposible
deternernos, porque siempre hay algo que capta nuestra atención: se
acaba de producir un hallazgo singular ¾en
oposición a plural¾,
el de Ricardo III, de su cadáver exactamente, en un aparcamiento de
Leicester, rodeado por un reino de caballos de vapor, él que tanto
suspiró por un solo equino.
Ayer, sin ir más lejos,
llegó a Alcaine, un municipio de Teruel, desde Aquitania, el dominio
de la reina Leonor, un globo con un mensaje nupcial sobre una tarjeta
plastificada escrito por la pareja contrayente, Cédric y Rachida.
Recorrió 600 kilómetros, salvó incluso Los Pirineos propulsado tal
vez por el combustible de la noticia que divulgaba. Llegó a las
manos de un cazador que inmediatamente, en un perfecto francés,
porque vivió en el país vecino muchos años, les contestó de una
forma muy habitual aquí: invitándoles a visitarlos.
Por tanto, llegados
a este punto, es difícil no preguntarse cómo consigue alguien no
escribir, cómo se refrena, en qué convierte sus reflexiones. Porque
ante estos temas y muchos otros que nos circundan, irremediablemente
todos tenemos algo que decir.
Esta enumeración tampoco
concluye porque las historias asombrosas son connaturales a nuestra
condición. Hay relatos Incorregibles en este libro que como
la alta repostería se acompañan de sherry, jerez, manzanilla,
amontillado y otros licores a elección de sus autores. Con ellos y
junto a ellos brindamos por la capacidad de distancia, análisis e
incluso ironía que la escritura nos regala. Con este sabor en la
boca dejo momentáneamente
de escribir para que no suceda como en aquella novela de Macedonio
Fernández donde la práctica de la paradoja le llevó a anteponer a
sus veinte capítulos, cincuenta y siete prólogos.
Gracias por la
proximidad a estas letras.
Córdoba, año trece.
(De "Sobre la dificultad de no escribir". Rosario Raro)
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