La suerte no le acompañó nunca. Tampoco su talento la llevó a crear nada destacable.
El brillo de esa luz necesaria, lo escondió para mostrarlo en el justo momento y los allí presentes pudieron contemplarlo, cuando con su ayuda deslizaron el bebe hacia su pecho. A un niño que nace, se le muestra. Su cara era “el poema”.
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