Odiaba su profesión.
sórdido
mantas rasposas
olor a zotal
Todas las fobias posibles que un ser humano pueda sufrir envolvían su mente y castigaban su cuerpo cada noche cuando se encaminaba a cumplir con su obligación.
Trabajar de noche sólo le reportaba una ventaja: durante el día podía cuidar de sus hijos y atender la casa perfectamente.
Odiaba el frío, el silencio, la lluvia de la noche.
Los roedores que salían de todas partes se parecían mucho a sus clientes.
Ella hacía la calle.
Mari Carmen Arnau Querol
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