MANO ROBÓTICA VIRTUOSA DEL PIANO
Los sueños pendientes
La gloria
Miradas con rabia
Lo escrito
El sol poniente inunda el cielo de tonos anaranjados que incitan a viajar a tiempos pretéritos, tiempos mejores. Sentado en un desvencijado banco del parque, mirando sus manos marchitas con una profunda rabia, no puede sino maldecirlas. Aquellas manos que una vez volaron sobre las refinadas teclas de madera lacada, blancas y negras, no eran ya más que torpes y abotargados apéndices, incapaces de extraer la divina melodía grabada en amarillentas partituras donde vivía la gloria de aquellos cuyos cuerpos ya no existían, pero cuyas almas prevalecerían eternamente. Aquellas manos dan implacable testimonio de que sus sueños pendientes de alcanzar esa misma inmortalidad así seguirán por siempre y, dirigiendo sus ojos al infinito, llora. Jura que cada gota de sudor y cada instante de su larga vida los empleó en perseguir ese sueño, sin error, sin excepción . Piensa que tal vez todo estaba escrito desde el comienzo y lo escrito no debe ser alterado para mantener la armonía de la existencia. Pero tal vez esto sea sólo el pobre consuelo de un viejo que deseó tocar las nubes sin poder siquiera despegar los pies del suelo.
La gloria
Miradas con rabia
Lo escrito
El sol poniente inunda el cielo de tonos anaranjados que incitan a viajar a tiempos pretéritos, tiempos mejores. Sentado en un desvencijado banco del parque, mirando sus manos marchitas con una profunda rabia, no puede sino maldecirlas. Aquellas manos que una vez volaron sobre las refinadas teclas de madera lacada, blancas y negras, no eran ya más que torpes y abotargados apéndices, incapaces de extraer la divina melodía grabada en amarillentas partituras donde vivía la gloria de aquellos cuyos cuerpos ya no existían, pero cuyas almas prevalecerían eternamente. Aquellas manos dan implacable testimonio de que sus sueños pendientes de alcanzar esa misma inmortalidad así seguirán por siempre y, dirigiendo sus ojos al infinito, llora. Jura que cada gota de sudor y cada instante de su larga vida los empleó en perseguir ese sueño, sin error, sin excepción . Piensa que tal vez todo estaba escrito desde el comienzo y lo escrito no debe ser alterado para mantener la armonía de la existencia. Pero tal vez esto sea sólo el pobre consuelo de un viejo que deseó tocar las nubes sin poder siquiera despegar los pies del suelo.
Francisco José Aragó
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