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Curso 2016/17

martes, 16 de diciembre de 2008

EJERCICIO nº 1

Escribir un texto breve en el que aparezcan juntas y con cierto sentido las palabras y expresiones: fulano de tal, ojalá, quizás, barriga y pulperías.


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LAS PULPERÍAS

Dori Valero.
El hombre de la enorme barriga se sentó nuevamente en el asiento del carro y oyó como el conductor arreaba a los caballos para continuar el camino. Estaba harto del trabajo, ya no lo podía soportar más. Durante los últimos ocho meses solamente había estado en casa tres semanas, no pudo asistir a la cena de Nochebuena ni a la comida de Navidad, tampoco había estado allí cuando nació su primer nieto al que habían puesto su nombre, Martín. Se repantigó en el asiento y pensó: ¡Ojalá, mi suegro no me hubiera legado este maldito trabajo!. Los últimos cincuenta años Martín había ejercido de inspector y recaudador de impuestos de las pulperías en la zona este del Virreinato del Río de la Plata. Cuando era joven el trabajo le gustaba. Le parecía tan excitante viajar por esos caminos casi vírgenes como si fuera un explorado, el llegar a un lugar y ser tratado como un importante funcionario del Reino, los prohombres le presentaban a todas las personas que era necesario que conociera. “Señor, permítame presentarle a fulano de tal, tiene la explotación de cacao más grande de la región”, “Don Martín le presento al doctor Navarro”,... Además, en aquella época su hermosa Rosa le acompañaba en su pequeña aventura, pero cuando nacieron los pequeños se vio obligada a quedarse en casa ya que los viajes resultaban muy cansados para ella y los niños, a lo que había que sumar el hecho de que era impensable llevar a un preceptor para que enseñara a los niños a leer y escribir, algo innegociable, sobre todo si quería que tuvieran un futuro: la niña tenía que aprender a ser una buena esposa y los chicos, uno sería abogado, otro médico y el pequeño cura. Al hombre de la enorme barriga se le escapó una sonrisa nostálgica y pensó: Quizás este sea el tributo que Dios me exige por tener todo lo que he soñado. Una hermosa mujer que me espera en casa, una hija casada con un rico comerciante que la adora, dos hijos abogados y el otro funcionario en la Corte. No conseguí al médico y al cura, pero...



Hacía rato que Daniel lo había dejado bebiendo solo y con su partida murieron las historias de entre sorbo y sorbo. Su mente se poblaba de recuerdos inefables, absurdos peregrinajes en busca de identidad y las habituales soledades: sus denodadas historias peleando entre ellas por ser el centro de atención. ¡Ojala que el agudo dolor subcostal no fuera una nueva pancreatitis! Quizás sería la única pulpería que conociese, ¡qué absurdo! Tanto navegar para ahora no ser más que un anónimo fulano de tal a punto de dejar de serlo. Fue excesiva la chicha tomada, la barriga no olvida.
Mikel García
No recuerdo… Todo se me ha ido tan pronto… Aquí estoy, intentando olfatear los olores de aquella pulpería clavada en aquel cruce, la Blanquilla, cuyo nombre sabotea el polvo y los olvidos del tiempo.

Fragancias de historias empapadas en aguardiente corriendo de mano en mano, las alegrías de las guitarras, los gallos con la barriga destripada, las peleas de aquel gaucho gigantón, cuyo reposo eran los sacos de harina y frijoles.

Una tarde fulano de tal lo vio partir, al trote, en su caballo, con los pies a ras de suelo.

Mirando esta inmensidad, quizás vague por la llanura y, ojalá...

Ricardo Álvarez


Alguien dijo alguna vez que Fulano de Tal surcó los océanos en busca de la verdad y la encontró.
Ojalá sea cierto, pues a mis 62 años tengo perdidas casi todas las esperanzas de encontrar la razón de ser a este mundo. Cuando me encuentro perdido, cuando decido tirar la toalla, siempre aparece en mi mente aquel marino que arriesgando su vida, encontró su propia esencia.
Mientras tanto, sigo regentando estas pulperías. Los caminantes que demandan mercaderías, me regalan sus historias y con ellas una parte de sabiduría. Conocimientos que almaceno en esta enorme barriga que no para de crecer. Y mientras me acaricio el ombligo pienso que quizás, con el conocimiento de muchas de estas vidas, conseguiré llegar a la verdad; al mismo sitio que Fulano de Tal.

José Ramón Martínez García

Entre ojalás y quizases don fulano de tal consiguió llenar de pulperías sus bolsillos; no fue capaz, sin embargo, de sacar nada de su cabeza, pues había lo mismo que en una barriga vacia: sólo ruido.

Eloy Moreno

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