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Curso 2016/17

viernes, 18 de marzo de 2011

Ejercicio 14. La tumba de Julio Verne


Hace poco leímos que "Julio Verne (1828-1908) además de prolífico escritor, fue un estudioso de la actualidad científica de su época. Su inquietud intelectual le llevó a dedicar varias horas a adquirir una cultura científica enciclopédica."
Evidentemente lo destacado en negrita es una errata. La fuente de la que se reproduce no aparece en la recopilación a la que pertenece.
Tal vez fue porque hizo el mismo curso al que se refería  Woody Allen en Cuentos sin pluma.

  "Hice un curso sobre lectura rápida y leí Guerra y Paz en veinte minutos. Creo que decía algo de Rusia" 

Aspectos sobre los que puede versar la respuesta a este ejercicio a propósito de Julio o Jules Gabriel Verne:

-El más repetido: su capacidad predictiva. En 1989 su bisnieto descubre en una caja fuerte una novela cuyos personajes vivían en edificios (o junglas) de cristal, se comunicaban mediante una red mundial de transmisión de datos y viajaban en trenes de alta velocidad. París en el siglo XX.
Sus anticipaciones o profecías cumplidas: (Wikipedia):
Anticipaciones sobre descubrimientos y eventos históricos:
-La curiosidad como motor de la creatividad.
- Gran admirador de Alexander von Humboldt
- Alejandro Dumas le retó a que le cocinara una tortilla (francesa).
- A pesar de que perteneció a un grupo que se llamó Los once sin mujer -"solteros empedernidos" que llevaban a gala y presumían de su condición- los abandonó para casarse.
- En el cementerio de la Madeleine, al noroeste de Amiens, el escultor Albert Roze lo representó emergiendo de su sepulcro.

Y para terminar unas citas del propio autor:
"Con el submarino ya no habrá más batallas navales, y como se seguirán inventando instrumentos de guerra cada vez más perfeccionados y terroríficos, la guerra misma será imposible."
"La fototelegrafía permitirá enviar escritos, firmas o ilustraciones y firmar contratos a una distancia de 20.000 kilómetros. Todas las casas estarán conectadas." (París en el Siglo XX, 1863).
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  • El ejercicio 14 consistirá en la escritura de un relato surgido a partir de la lectura de todo lo anterior . La condición fundamental es que el texto sea del agrado de Julio o Jules Gabriel Verne.


viernes, 11 de marzo de 2011

Ejercicio 13. Las autocaravanas las carga el diablo

Título: Las autocaravanas las carga el diablo
Relato ambientado en el mundo camping.
Mosquitos, viento, duchas de agua fría, fango y otros ejemplos:
Lote de diez leones africanos
Quejas de los 0% textil (sic)
en http://nudismo-naturismo.com/l_c_templo_sol.htm
Un extracto: "(...) tienes que vestirte para ir al supermercado del mismo a comprar por ejemplo una bolsa de patatas fritas, vestirte para ir al bar, vestirte para absolutamente todo, el camping es nudista (...) una incongruencia (...)  la seguridad... es absolutamente inexistente, encontrándose líneas de corriente eléctrica al alcance de los niños, hierros de restos de construcción de hormigón armado oxidados en punta por los suelos, etc...., el tren, (...) pasa rozando el centro a escasos metros, vibraciones, peligro y con el lógico ruido.
Y más aditamentos:
Se inundan
Las bombonas de camping gas estallan
Se incendian
http://www.elperiodicomediterraneo.com/noticias/noticia.asp?pkid=640264
Los engullen tornados
Ovnis
Para poner pies en polvorosa
Terrorífica incursión en la parapsicología
Si estas circunstancias se trasladan a EEUU, las cifras de estos siniestros se multiplican.
Aquí la sola mención de Biescas o Los Alfaques provoca escalofríos.
Considerando todo lo anterior, ¿cómo se explica que personas mayores de 18 años, que podrían pagar más de 20€ por dormir bajo techo, y además tienen casa, los frecuenten?

Sí hay una ventaja: los objetos que la supervivencia en ellos exige a veces pueden evitar la catástrofe:
Sobreviven tres días agarrados a una nevera de camping


Imagen del disco Samba Roulotte del dúo portugués Cebola mol.

miércoles, 9 de marzo de 2011

TECNOCUENTO. Brindis de San Valentín



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BRINDIS DE SAN VALENTÍN
La manera en que mueve las manos, su cadencia al hablar, la espalda de trapecio invertido, una sonrisa que es a la vez de niño y de lobo, el olor, el sabor y el tacto que le imagino.
Por fin lo tengo ante mí.
Levanto el cóctel verde fluorescente y brindo por los prodigiosos avances de la técnica holográfica. Más perfeccionada que ayer pero menos que mañana.
El rayo láser que lo crea atraviesa mi copa.
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Audio del programa: http://media8.rtve.es/resources/TE_S50/mp3/5/6/1299157249965.mp3
(Minuto 20 aproximadamente).

Imagen: http://www.onstages.com/prodServ.htm

PREMIO NACIONAL DE NARRATIVA CORTA "PALABRAS DE MUJER"

ABLAR.                                                                                                        
El desierto surgido de un telar gigantesco: tenso por un lado y por el otro flotante, formando dunas, pliegues, arrugas, desniveles.
El tejido sudanés plagiado por Paul Klee. O la piel de una mujer: recovecos,  recodos, sinuosidad, dunas, pliegues, arrugas, desniveles.
Caligrafía generatriz contra tachones, sobre el papel un cuchillo que rasca lo escrito hasta emborronarlo. Una página arrancada como un pétalo de flor del desierto. Escasa. Superviviente.

A primera hora de la mañana la abuela infernal barrió el patio con su energía de tornado. Después entró en el cobertizo y cuando me vio detrás de la cortina me empujó con la escoba. Dijo que la molestaba, que no la dejaba seguir con los preparativos y que aún era demasiado pequeña para estar allí.  La leche de cabra del vaso de mi desayuno se cayó al suelo.
Corrí hasta los árboles y acaricié la piel de un tronco que parecía un cocodrilo disecado.
Se me pegó a los dedos una gota de resina con forma de lágrima de muñeca pero sólida. Mientras la alargaba y apretaba la dibujé en mi libreta con Jasmine en la tapa.

La goma arábiga por su textura membranosa parece un despojo animal. Con esta sustancia los árboles impermeabilizan sus cortes, protegen las heridas de los gérmenes pero una vez tras otra les roban sus talismanes ámbar, el ungüento con el que intentan curarse las cicatrices infligidas a sus cortezas.
De las acacias, la niña sólo sabía que ahuyentaban la mala suerte.
Canturreaba mientras con una hoja de afeitar oxidada trazaba signos sobre la tierra cuarteada también como la piel de un cocodrilo disecado.
Envolvió la cuchilla en el papel de celofán de un caramelo con letras como serpientes y puntos como ojos de lagarto junto con la burbuja gelatinosa y vegetal. Sintió hambre.
1

De regreso vio a su padre en un bar. En la terraza destartalada las mesas tenían manteles rojos y sobre ellos vasos de cristal con hojas verdes. La saludó con la mano, desde lejos, como si no fuera su hija. No se acercó.
Cuando ya veía la casa de barro con las ventanas de madera azul turquesa y la puerta de color crema escuchó los gritos de su prima.
Sin pensarlo corrió hacia el puerto hasta que una mujer con un fardo amarillo sobre la cabeza la llevó a casa de su abuela. Cuando entró ésta enjuagaba en un barreño un trapo rojo como el mar de Port Sudán. Mientras su madre le susurraba a la otra niña mientras la arropaba una canción en árabe que hablaba de un buen marido y de armarios grandes.

Apenas se le veían los ojos bajo un ajado paño con vinagre que le cubría casi toda la frente. Ya no gritaba pero lloraba muy despacio. Le quitaron un espíritu maligno. Mi madre asintió. Y añadió que cuando éste se desvaneció le llenaron el patio de regalos que ella aún no había visto y que antes de un mes estaría perfectamente y ya podría vestirse con telas nuevas e incluso maquillarse los ojos con khol. Mi prima casi no podía hablar, algunas frases no las acababa, en otras se paraba a medias y a pesar de la cataplasma maloliente noté que le ardía la piel.
Cuando nos quedamos solas me contó que por la mañana llegó una mujer desconocida desde una región del interior a la que pagaron mucho dinero porque tenía poderes. La desvistieron en el cobertizo mientras la curandera le decía que iba a tener mucha suerte en la vida. Después le vendaron los ojos, le metieron un trozo de tela áspera en la boca y le sujetaron los brazos y las piernas. Reconoció las voces de varias vecinas. Una de ellas se sentó sobre su pecho y ya no pudo moverse. Sintió un dolor muy intenso, como que se cortaba con un cristal. Después se desmayó.


2
El barco mecido en el tiempo. Tras la llegada durmió tres días seguidos. Temía despertarse a la repetición, atravesar de nuevo las olas. Tanto mar para encontrar una familia así. Sólo su prima valía la pena y enfermó aunque sonreía en sueños.

Todo esto sucedió durante su viaje a África. Así lo escribió en esta libreta. Sobre el pantalón azul de la princesa de Disney fue anotando las escalas: Port Sudán, Suez, Puerto Saíd, Génova, Marsella y Barcelona. La niña reapareció en su colegio sana y salva, lejos de los árboles que lloraban como anotó en el cuaderno.
En el último párrafo decía que aquella redacción trataba sobre sus vacaciones de verano.
Le entregó la libreta a su profesora y al día siguiente las dos después del recreo salieron del colegio juntas y fueron a la comisaría del barrio. La niña como disculpa le dijo al policía que necesitaba escribir porque se expresaba mejor así. Él también leyó su cuaderno. Cuando le preguntó qué tal se encontraba le entregó la hoja de afeitar y el lóbulo gelatinoso, aunque ya un poco seco, porque no sabía donde guardar aquello. No quería ir a la cárcel pero la próxima vez que quisieran llevarla a África se escaparía. Él le dio su teléfono y su profesora también para que los avisara si ocurría algo parecido a lo de Port Sudán en Barcelona entre sus amigas o si llegaba alguna mujer desconocida a su casa.
Esa noche la niña después de hacer los deberes vio Aladdin mientras comía palomitas y apretaba en su mano el celofán ámbar con letras como serpientes y puntos como ojos de lagarto dentro del que había envuelto los teléfonos talismán.
Las páginas de su  libreta aún en blanco eran un desierto por un lado tenso y por el otro flotante como el tejido sudanés plagiado por Paul Klee. O como la piel de una mujer con desniveles,  pliegues, dunas,  recodos, y sinuosidad.
En ese arenal baldío estampaba su caligrafía generatriz como acacias que tachaban el silencio. Muchos años después supo que su escritura servía para enfrentarlo.
Rosario Raro. 
Imágenes:
Flor del desierto: http://elmundodeviky.blogspot.com/2010/05/flor-del-dsierto.html
Título de la película del mismo nombre (Sherry Hormann. 2009) protagonizada por Waris Dirie.
Más información sobre su historia en:

viernes, 4 de marzo de 2011

Ejercicio 12. DIENTE AZUL

Imagen: http://www.itjungle.com

DIENTE AZUL
Hubo una vez un rey danés, que no era Hamlet, que se llamó Harald Blåtand. Además de ser monarca de su país de origen, Dinamarca, también reinó simultáneamente en Noruega en el siglo X. 
Sucedió a sus padres: Gorm el Viejo, rey de Jutlandia y Thyra Danebod.
Le apodaban Diente azul. La causa de que tuviera la dentadura de este color fue la  eritroblastosis fetal, un transtorno sanguíneo al que es muy difícil sobrevivir. La madre rechaza dentro del útero a su hijo como si se tratara de un órgano trasplantado, para desalojarlo produce anticuerpos que atacan los glóbulos rojos del aún no nacido.
Vio la luz a pesar de esto.
Antes de Harald Blåtand, los habitantes de Escandinavia, Scandia para los romanos, eran en su mayoría granjeros y sólo contaban con los recursos que sus tierras y animales les proporcionaban.
Desarrollaron una enorme habilidad marinera y a bordo de sus naves con forma de dragón, Drakkars, incursionaron en otros territorios, para aprovisionarse lejos de casa mientras que sus mujeres se encargaban de toda la intendencia. Lo hacían ellas de forma tan diligente que en ocasiones las obsequiaban a la vuelta de sus excursiones con un esclavo para que las atendiera durante sus prolongadas y frecuentes ausencias.
Algunos capturados llegaban desde Normandía, Inglaterra, Islandia y Groenladia y los más exóticos desde la península de Labrador y la isla de Terranova en el Atlántico.


Las crónicas de la época dicen que era un excelente comunicador y que el principal logro de su mandato fue unir a las tribus danesas, suecas y noruegas.
Antes de convertirse al Cristianismo creía en una cosmogonía muy diferente, consideraba que su mundo era uno de los nueve que como frutos colgaban del árbol Yggdrassil, cuyas raíces roía continuamente un dragón. 
Midgard era el lugar donde vivían los hombres rodeados de agua, tierra y el firmamento que los dioses crearon a partir de los miembros mutilados de un gigante.
El sol y la luna surcaban el cielo en carro mientras los lobos los perseguían. 
Se convirtió a la nueva doctrina porque lo visitó un sacerdote al que Harald intentó quemar con un hierro al rojo vivo para probar sus palabras y como en su mano no quedó marca decidió que el dios que anunciaba sí era todopoderoso.

Cuando se busca información iconográfica sobre Harald Blåtand en la web aparece la imagen de una especificación industrial para redes que posibilita la transmisión de datos mediante radiofrecuencia.

En una nueva vuelta de tuerca el símbolo que identifica a esta tecnología está compuesto por las runas nórdicas H y B.







A Harald Blåtand también le atraía la búsqueda de tesoros remotos. En nuestra época estos a veces se alcanzan mediante el Bluetooth o diente azul.
Y otra conexión: la jefa del Estado Constitucional de Dinamarca, Margarita II, pertenece a esta estirpe.

Esta persistencia demuestra que los vikingos han surcado océanos de tiempo hasta el siglo XXI.
Sobre todo esto se puede escribir no solo una historia sino toda una saga de las que le gustaban a Borges y a Tolkien, entre muchos otros, con el añadido de que además entroncaría con la actualidad.

De momento, comenzaremos con un relato que recoja alguno de los aspectos más reseñables y curiosos y que alcance hasta nuestros días, cuando los ingenieros de una empresa sueca bautizaron con el mote de Harald esta tecnología inalámbrica y lo sucedido a partir de ahí. 
Frente a la sede de Ericsson  en la ciudad de Lund hay una piedra homenaje al rey.




Rosario Raro.
 

JOAN ANDRÉS SORRIBES.


Recórrer la carretera que condueix a Vistabella és, al mateix temps que dibuixar-la, enfilar sucesos, els vestigis dels quals, encara guarda el Maestrat. Dins dels records adquirits, com fites de calç entre l’herba, està la novel·la sobre la primera guerra carlista, La creu de Cabrera de Joan Andrés Sorribes.
Com més tancada és la corba, major és l'eco d'algunes paraules.
L'escriptor diu: “Comunicar el passat és allò que fa a l'home, home”. Per això, perquè ningú es perda durant el trajecte, ha conduït a molts fins a ací, i els transmet les claus per a apreciar tots els significats del paisatge. Aquesta saviesa és el resultat del seus viatges al territori on viuen els personatges que crea, rescata o les dues coses alhora.
Per això en els seus textos es passeja disfressat per Forcall, Llucena o Torre de Foios però no ara, mentre jo conduïsc cap al fred, sinó quan el Mediterrani banyava el segle III A. de C. Amb els seus tràfecs, les seues anades i tornades des d'aquesta època a les anteriors, mai es fa notar la seua labor de documentació; es torna invisible i mira indestriablement com a antropòleg  i com a historiador, sense ser vist.
Per açò també a Vallibona les pedres són altaveus minerals, que difonen Noverint universi. La seua èpica tan agraïda demostra que l'autèntica pesta és l'oblit previ i subsegüent a l'extinció d'un poble.
En el traçat, les carreteres apareixen en la intermitència, només existeixen quan es transiten, quan es lligen a les novel·les de Joan Andrés Sorribes, i s'esborren de la mateixa manera que desapareixen els cables i la senyalització de la via. Només els pobles  esperen sense pressa, canvia la seua extensió però no el seu nucli.
Aquestes novel·les són vehicles de transport a altres temps igualment reals i nostres. Per açò ens encarrega que acabem el seu llibre, que el completem, que els fem dir a les pàgines allò que les seues pautes suggereixen.
Somriguem davant la certesa, sempre sospitada sobre l'heroi, definit magistralmente com “aquell que no ha pogut fugir a temps” o que “ha escapat amb vida només per casualitat”. Ens recorda que la iconoclastia i la desmitificació són sempre necessàries per a captar l’hàlit humà, però que al mateix temps, cal considerar la possibilitat  sobrenatural com un factor més.
En les seues recreacions registra els costums, les vestimentes, que  resultaran inevitablement exòtiques a algú, en algun lloc i en algun moment.
Ara que arribe a Vistabella, pense que Joan ens fa creure que està ací, a Benicàssim o a Castelló, amb nosaltres, però que tal vegada provinga de dos segles més enllà del temps, perquè igual dóna el passat que el futur, quan la matèria objecte de consideració és la més fragil i prodigiosa: l’ésser humà.
Sempre hi haurà una altra mirada i parlarem de tu: “sia de tots sabut” que agraïm la teua rigorosa amenitat.
Rosario Raro.