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Curso 2016/17

lunes, 19 de junio de 2017

PRIMAVERA DE MICRORRELATOS INDIGNADOS


ANTÍTESIS 
Samantha llora desconsolada mientras su madre se afana en consolarla e intenta hacerle entender que no es tan grave. 
Era una lástima que se hubieran manchado los bonitos zapatos de raso rosa que tenía preparados a juego con el vestido que iba a llevar esa noche a su fiesta de graduación. Su madre le dijo enseguida que entre los diversos pares que guardaba en el armario seguro que habría alguno que le pudiera servir. 
Los revisaron, pero la labor resultó infructuosa.
Al final, la madre de Samantha claudicó y le propuso hacer shopping en la hora del almuerzo. 
En otro lugar del mundo, Daniela también llora desconsolada mientras implora al dueño del almacén de calzado en el que trabaja de sol a sol pegando suelas de zapatos que no la despida por haber utilizado un poco de cola para reparar sus viejas alpargatas con las que apenas podía caminar. Este almacén es su único refugio y sustento. 
 Juana Aucejo


Vampirolandia 

Los descendientes de Nosferatu habían encontrado una razón para no morir. Atrás quedaban aquellas pequeñas ingestas de sangre no siempre voluptuosas, aquel ir y venir del sepulcro atolondradamente, aquellos ajos infames. En la actualidad se desvivían por otro tipo de extracción mucho más rentable: la del dinero fresco a una población confiada. 
Cuidaban su imagen de seriedad y rigor, en eso no habían cambiado para nada, pero en lugar de recluirse como antaño en castillos tenebrosos, vivían ahora en imponentes edificios marmóreos destinados para la succión masiva y global. Los llamaban eufemísticamente: Bancos de Inversión, Agencias de Calificación, Vamp Towers, Fondos Monetarios y otras lindezas por el estilo.   Insaciables, sus colmillos fueron afilados por los mejores maestros toledanos para el gran banquete que se avecinaba tras lograr enterrar los aborrecibles valores éticos. 
Voces indignadas se escuchaban sin cesar. Trompetas de réquiem anunciaban los temidos rescates financieros. Los chupasangres andaban rabiosos en busca de infelices a los que venderles las últimas participaciones preferentes. Los licántropos se regodeaban entre las heces de los desahucios hipotecarios. Todo era lúgubre, todo era defunción. 
En poco tiempo apenas quedaba economía en el país que no hubiera sido esquilmada hasta la última gota, ni pensión, ni sanidad, ni educación que no fuera ya privatizada. 
Desesperados, los ciudadanos de Vampirolandia en un intento último por salvar sus paupérrimos ahorros, se agolparon presos del pánico ante los bancos. Un grito escalofriante, terrorífico, desgarrador, salió entonces de sus gargantas. ¡Demasiado tarde! Las puertas estaban cerradas a cal y canto.


Jordi Viola Giner


COMUNICADO URGENTE
Lamento profundamente comunicar que, por mor del capitalismo salvaje, tus padres no tendrán una residencia de ancianos a la que ir, ni podrás atenderlos, porque estás trabajando por una miseria de sueldo. 
Lamento profundamente comunicar que, tus hijos, si los tienes, se criaránan en soledad porque estás ocupando tu tiempo en un trabajo que no te permite estar con ellos. 
Lamento profundamente comunicar que, la pobreza se está apoderando de lo mejor de ti. 
Lamento profundamente comunicar que, toda la inmensa riqueza que atesoran unos pocos, es el fruto del amor al prójimo que ha sido robado a tus seres queridos y que no les has podido hacer llegar. 
Lamento profundamente comunicar que, tu pobreza, jamás podrá saciar la avaricia, por más que te hunda en las tinieblas. 
Lamento profundamente comunicar que la avaricia envidia el amor al prójimo, lo desea y lo destruye. 
Y tengo el placer de comunicar que, nunca, nada ni nadie, podrá secar ni tu corazón, ni tu mente, ni tu espíritu.

Jordi Bonamusa

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