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Curso 2016/17

miércoles, 9 de mayo de 2012

Relato premiado


La venus cambia de Ana Belén Pascual, accésit en el I Concurs de relats curts de la Unitat d'Igualtat de la Universitat Jaume I. 



LA VENUS CAMBIA
Ana Belén Pascual

Qué difícil es ser uno de los cuadros más admirados del mundo. Y además en la National Gallery de Londres. Siempre he sido tímida pero esto no lo sabe ni siquiera el pintor que me creó. En el museo hay mucho contraste entre la noche y el día. Demasiado para poder mantener siempre la cordura. No creo que nadie sea capaz de permanecer durante más de cuatro siglos con la cabeza fría y no dejarse llevar por mil emociones sin sucumbir algunos días a una lágrima efímera y otros a una risa que quisiera ser convulsa aunque solo en la propia mente. ¿Sufro, acaso, alguna paranoia que no quiero reconocer? Desde la pared donde estoy colgada oigo conversaciones. La semana pasada escuché que existe un teledispositivo para mujeres que sufren acoso. Tiene un localizador G. P .S. y si ocurre algo la policía sabe tu paradero en segundos. Me gustaría tener uno. Creo que podría necesitarlo. Aunque pensándolo bien no me importaría salir más veces de este lugar. Ser uno de los cuadros más valiosos y polémicos del mundo a veces es duro. Velázquez cuando en 1650 me pintó no podía ni imaginar todo lo que la gente hablaría de mí. Mis medidas son buenas pero no cómo para impresionar; 122,5 x 175cm de óleo sobre tela en la que aparezco delicadamente extendida sobre una sábana de tafetán negro en la que doy la espalda al mundo. Mi rostro se refleja sobre la izquierda en un espejo que sostiene un amorcillo al que un dios castigó sin el don de la palabra, así que jamás podemos hablar. No cruzamos más que miradas de antigua nostalgia por el tiempo pasado. Los llamados expertos del arte se sorprenden del contraste entre el cuerpo y el rostro del espejo. Hasta el punto en que atribuyen la creación a personas distintas. Que hablen. Así mi fama se acrecienta.
Pero soy frágil, lo sé y dentro del museo me estremezco muchas veces sobre todo en noches como la de hoy. Todo es más silencioso que nunca y sé que tengo razón. Hay sombras humanas que no deberían estar. Caminan susurrando y no han saltado las alarmas. Algo inusual está pasando. Sin remedio pienso que me hace feliz esta sorpresa. Se acercan a mí y entonces mi corazón se acelera. Ahora todo va a girar, el mundo puede cambiar. Mi mundo dejará de existir tal y como yo lo conozco. ¿Qué clase de personas desean poseerme? ¿Qué sala iré a ennoblecer? Reconozco que a esto se llama robar. Literalmente me están robando y no puedo dejar de sentir una cierta alegría interna. Así es como sabe lo inesperado. Como cuando te dan un paquete y no sabes si abrirlo o no por si lo que contiene no te va a gustar. Todas las emociones que sentía cuando estaba viva de verdad y no solo plasmada en un lienzo. De todas formas, la delicadeza con la que me descuelgan y me mueven aunque no entiendo lo que dicen me hace concebir esperanzas de que el lugar a dónde me traslado a vivir a partir de ahora, será más divertido. O por lo menos cambiaré. 
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Imagen:
Cartel de la Exposición Desnudas Inmortales


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