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Curso 2016/17

domingo, 8 de diciembre de 2013

La poeta y editoria Amelia Díaz Benlliure en el Curso de Escritura de la Uji

     Jueves, 12 de diciembre
  19.00 horas
  Aula 1116
        Facultad de Ciencias Humanas y Sociales 
           de la Universitat Jaume I

La voz doble del inconformismo
Amelia Díaz Benlliure vuelve a la poesía con Tuya es la voz (Los libros de la Frontera, Barcelona, 2013). Después de Manual para entender las distancias (2011) y de algunas calas sembradas en diversas antologías, la voz de esta poetisa castellonense toma la palabra para arrancar los pestillos de la injusticia.
Este segundo poemario de Amelia Díaz Benlliure es el pago de una deuda a quien le diera la voz de las palabras, su padre; al que, por cierto, también dedicó su primer poemario. No es, sin embargo, una elegía, sino que el poema vive autónomo y se lanza al vacío para proclamar todo aquello que, desde la palabra, pone en tela de juicio lo que sostiene la aluminosis de los pilares de la sociedad. Así que el poema se constituye en altavoz de quien se niega a aceptar las injusticias o el destino inmerecido de los pueblos y de sus gentes. Se trata, por tanto, de un camino paralelo que fluye encarando los márgenes de un mismo río: de una ribera la voz del padre, de la otra la de Amelia Díaz Benlliure.
Y, sin embargo, ¿cómo separar el agua única que erosiona cada una de las márgenes? De la imposibilidad de esta separación que inunda todo el poemario surge una voz única y doble formada por la «tuya» (de su padre) cuando escribe «Es tu voz, padre. / Tuya la voz.» (28); y la de la propia Amelia, en la que también reside él, «mi tu» (65). Y quizás nuestra voz ¾cómplice tras la lectura¾ que habrá de tomar el relevo como sugiere José Saramago en Levantado del suelo. Tiene mucho del aire cabreado e inconformista del escritor portugués este Tuya es la voz de la castellonense; pero aquí lo torrencial se muestra contenido, destilado, agazapado y dispuesto a saltar como un resorte que, llegado al tope de su resistencia, cede, estalla y esparce aquello que retenía a los cuatro vientos.
Por otra parte, la desolación en la que se crece la voz de Amelia Díaz en este poemario no llega a naufragar en el desespero, pues se sabe apuntalada por las palabras de un padre ausente en lo físico, pero presente en las palabras que le ha transmitido. De ahí que se invoque la figura paterna con su palabra rescatada y solicitada y afirme «que nos llegue la esperanza /…/ en su voz» (62). Una palabra que continuará en los hijos, esos que “son trigo brillando / en la apatía de la noche” (55), como escribió en Manual para entender las distancias. No todo está perdido mientras la palabra continúe su curso, viene a sugerir Amelia, y a este mensaje hemos de agarrarnos para dar sentido al yo en la sociedad, al individuo que se da a los otros, que se funde y se rebela al mismo tiempo, que se sabe igual a los demás, pero que no renuncia a mirarse desde el otro lado del espejo para comprender la estatura de su personaje.

PASQUAL MAS I USÓ
NOTA DE LA AUTORA

Mi padre me enseñó a amar la poesía.
Me enseñó a leer, a luchar por mis sueños, a ayudar a otros a cumplir los suyos, a no tolerar la injusticia, a repartir, a compartir, a defender al indefenso. A dar. A darse.

DEDICATORIA DEL LIBRO Tuya es la voz

A quien solo puede ser alcanzado
a través de la poesía.
A quien está a otra distancia.

A mi padre.
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Amelia Díaz Benlliure es además editora en Unaria Ediciones

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