Kaye Saunders
Las olas rugían, abofeteando las rocas grises de la bahía. Las mismas, que en tiempos mágicos servían de pilares para Stonehenge. Sin embargo, en el pueblo de Caernafon, que daba nombre a la bahía, carecía de casas de piedra todavía. Antaño, campamento romano y en años venideros, lugar de nombramiento de reyes, ahora se conocía como Caer Myrddin, ‘el lugar de Merlin’.
La casa fortín se hallaba en el corazón del pueblo, maderas esculpidas por artesanos hábiles, con lazos, entramados y nudos hacia de ello un lugar bello. Justo en el centro resplandecía un enorme hogar dónde el humo espesaba el ambiente. Se vislumbraba una mesa grande y redonda a un lado y situados alrededor, unos hombres variopintos: el religioso,alto,blanco y enjutado, el bardo, peludo y redondo, el militar, alto con barba negra y ojos azules...
“-Cmyry”, entonó Lor Rhys con voz baritono en su lengua ancestral, “- hemos logrado por fin unir a los tribus y todos juntos podemos repeler a los sajones, pero ahora necesitamos un símbolo un estandarte.”
“-Pués, yo”, vociferó Gryfn, el militar, “- creo que el símbolo de los cohortes romanos demuestra autoridad, yo sugiero ‘el draco’.”
Acrecentaron los murmullos y se oyó “‘draig’ sí ‘ guerrero.’”
-“Permitame,” mi Lor, postuló el fraile, “-nuestro deber religioso reside con nuestro santo patrón San Dafdd.”
“-No esta mal,” pensó Rhys, “-colores de animales venenosos, amarillo y negro”.
El bardo,Glyn canturreó ‘ Eisteddford es nuestra fiesta
Somos cantores y artistas
Mostremos estos valores
No con santos impuestos
Una onda de risas y aplausos rompió la tensión palpable y se oyó gritos de ‘si,somos valientes, independientes también ...’
De repente todas las miradas se detuvieron en una figura a contraluz, Mordyn, el chamán, vestido con el atuendo de las tierras de las cruzadas dónde deambuló durante años.
El silencio ensordecía, sólo el chasquido de las brasas se oía.
-“Tuve un sueño”, dijo solemnemente, desaperceptiblemente echó unos polvos negros al fuego.
-“¡Mirad!”, del hilo sinuoso de humo blanco salio ahora una figura roja, chispeante, con alas y se esfumó.
Hasta hoy en día el dragón rojo simboliza la fortaleza, independencia y creatividad del pueblo de Gales.
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