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Curso 2016/17

viernes, 27 de noviembre de 2009

MI ESTRELLA DE NAVIDAD



(IQuer)
El arrebatamiento no sabe de espacios, de si es Navidad o no, ni del miserable estado en que te puedas encontrar. A veces, esta situación de rabia perdura demasiado, por eso deseo con fuerza que la visita de la muerte acuda en mi ayuda.
Tiempo atrás creí poseer el control de mi vida y en cambio ahora me siento perdido, sin posibilidad de encontrarme. Los pensamientos solo son íntimos al anochecer, cuando aminora la brutal presión que durante el día me convierte en un simple animal, cuando estoy cerca de traspasar el umbral de mis pesadillas.
Cada noche me sumerjo en este limbo que oscila entre el pánico y el infierno para recorrer a contracorriente el cauce de mi vida, para buscar sus primeras aguas, las nacidas de nieve celestial. Llego a las montañas de mi pasado esperando encontrar esa energía vital de la que ahora carezco.
Oscuridad, la ira hace de mi alrededor una noche eterna, sin luna, sin estrellas, sin mi estrella. El gélido viento sopla con fuerza pero no siento ese helado placer que encoge el corazón a la vez que te hace sentir más vivo que nunca. La humedad enquistada en el alma ensordece mis sentidos, demasiadas lágrimas internas, demasiados sueños sin poder ser vividos, ahora rotos, todos rotos.
Deprimente la certeza de estar peor vivo que muerto, sin identidad, pero la vida no sabe de penas que pesan más que cualquier alegría y lucha por seguir adelante. ¿Cómo continuar si mi realidad es peor que cualquier pesadilla?, ¿cómo andar este crudo camino sabiendo que mi esposa está muerta, quemada… humillada? Fue demasiado para mí ver como la empotraban en aquel vagón, como su voz rota me hacía jurar que cuidaría de nuestro tesoro, mi lucero.
Solo dos golpes de culata bastaron para romper el juramento, para arrancarme a mi pequeña, nuestra pequeña. Y con el ojo que no me habían reventado contemple como se desvanecía algo más valioso que la vida, como me arrebataban algo divino, demasiado grande para ser explicado con palabras. Se esfumaron todas mis risas, todos sus besos, la imagen de verla durmiendo junto al calor de su madre, Dios sabe cuánto me costaba separarme de este nido de amor cada mañana. Dios, ¿dónde está mi estrella?
El arrebatamiento no sabe de espacios, pero esta noche no puedo permitir su invasión, esta noche quiero soñar con ellas, con ella, envolverme en su aroma a vida, a pura inocencia. Por suerte nos obligan a dormir a ocho personas en una tabla de 2 x 2 metros, el contacto físico está garantizado, la imaginación hará el resto, necesito que haga el resto.
-Papi, me has despertado ¿porque me abrazas tan fuerte?
-Te he echado mucho de menos amor mío.
-¿Por qué lloras?- Le susurró mientras le cogía la cara con sus pequeñas manos.
-Porque se me desborda la alegría.
-No quiero estar sin ti, y menos en Navidad. ¿Qué me vas a regalar?
-Te voy a regalar mi regreso, y un árbol que no podrá cobijar el millón de abrazos y besos que he ido guardando para ti. Mañana, al despertar, recorreré la enorme distancia que nos separa, solo tengo que ofrecerme a respirar un gas mágico.
-Y encontrarás el camino, no me dejes otra vez sola Papi.
-Bromeas, tú serás mi guía, una luz en el cielo, un lucero, mi estrella de Navidad.

Fin

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