Toda mi vida fué un chiste,incluso mi final,no podía ser de otra manera.Desde que nací las cosas más inesperadas e insólitas,siempre me ocurrían a mí. En el colegio ya fuí,motivo de bromas entre mis compañeros,si había una avispa me pícaba a mí,si una enfermedad contagiosa se expandía por la clase,yo era el primer alumno que se enfermaba y guardaba cama. Siempre fuí motivo de burla,pero no me sentía diferente,solo que tenía asumido que algo en mi persona atraía cuantas desgracias ocurrían a mi alrededor.Al mismo tiempo,conforme pasaban los años y sobre todo en la adolescencia,tenía la sensación de pasar desapercibido,era como si la indiferencia de los demás me rodeara en todas las circunstancias. Estudié con ahínco en la universidad y pude sacar unas notas pasables,como profesor me propuse ayudar en clases para adultos,sobre todo en zonas marginadas y con individuos un tanto especiales.En un principio no tuve en cuenta que la mayoría de mis alumnos,portaran instrumentos cortantes en clase,ni tampoco que me amenazaran constantemente,pidiéndome dinero,o que me pincharan las ruedas del coche,supongo que lo veía normal,no me asustaban.No tanto por mi valentía,sino por la dejadez con que me solía tomar todas las cosas. Mi vida era muy sencilla,vivía en Los Angeles,en un piso un poco destartalado diría yo,vivía sólo y ni las labores de limpieza ni la cocina,ejercían ninguna atracción sobre mí. Y ahora a lo que vamos,estoy recordando todo esto desde el balcón de mí apartamento,llevo cuatro días aquí,mirando toda la gente que pasa en estos días tan festivos,bueno mirando con un sólo ojo y pensando si alguien se dará cuenta,de que estoy muerto. Esto si que es gracioso sólo me podía pasar a mí. En fin,les contaré lo que me sucedió. No les hablé de uno de mis mejores alumnos Kevin,el más aseado,el mejor vestido,bueno siempre estaba dando sobres y recogiendo otros,lo consideré generoso por naturaleza,me asombré mucho cuando lo encontré en mí piso(sin haberlo invitado) y me dijo que íbamos hacer negocios juntos. Casí me da un ataque de risa,yo que jamás había hecho negocios con nadie.No sé porqué extraña razón,él estaba convencido de que guardaba dinero en casa,sí yo todo lo guardo en el banco.Al intentar explicarle la inutilidad de su broma,pues no tenía dinero en casa,ví relucir un brillo de arma en su mano derecha,claro entendí que en Hallowen todos llevaban disfraces extraños,me acerqué a él con tan mala pata,que tropezé con el sillón de la esquina,cayendo de rodillas a su lado,no sé porqué razón se asustó,ni como se le ocurrió apuntarme en el ojo con su arma brillante,sólo se que reía y que me dejó en el balcón sentadito en mi silla,removió cajones,armarios y al rato se fué silbando una canción. Curioso no,aquí estoy viendo la gente pasar,tan divertida,tan ajena a todo,tan indiferente como siempre a mí persona. Pero,un momento eso que se oye, son sirenas de policía,sí parece que sí. Por fin,alguien me hará caso,se darán cuenta que no soy un muñeco,aquí ,estoy aquí.No sé,espero que no pasen de largo,que chiste de vida,que chiste.
1 comentario:
Rosario
dijo...
Muy bien el principio y el final con la frase del título. El monólogo de un muerto, el fluir de una conciencia que ya no existe pero que como es ficción igual que la confusión por la cual se cree que es un muñeco, no importa su procedencia.
Toda mi vida fué un chiste,incluso mi final,no podía ser de otra manera.Desde que nací las cosas más inesperadas e insólitas,siempre me ocurrían a mí.
En el colegio ya fuí,motivo de bromas entre mis compañeros,si había una avispa me pícaba a mí,si una enfermedad contagiosa se expandía por la clase,yo era el primer alumno que se enfermaba y guardaba cama.
Siempre fuí motivo de burla,pero no me sentía diferente,solo que tenía asumido que algo en mi persona atraía cuantas desgracias ocurrían a mi alrededor.Al mismo tiempo,conforme pasaban los años y sobre todo en la adolescencia,tenía la sensación de pasar desapercibido,era como si la indiferencia de los demás me rodeara en todas las circunstancias.
Estudié con ahínco en la universidad y pude sacar unas notas pasables,como profesor me propuse ayudar en clases para adultos,sobre todo en zonas marginadas y con individuos un tanto especiales.En un principio no tuve en cuenta que la mayoría de mis alumnos,portaran instrumentos cortantes en clase,ni tampoco que me amenazaran constantemente,pidiéndome dinero,o que me pincharan las ruedas del coche,supongo que lo veía normal,no me asustaban.No tanto por mi valentía,sino por la dejadez con que me solía tomar todas las cosas.
Mi vida era muy sencilla,vivía en Los Angeles,en un piso un poco destartalado diría yo,vivía sólo y ni las labores de limpieza ni la cocina,ejercían ninguna atracción sobre mí.
Y ahora a lo que vamos,estoy recordando todo esto desde el balcón de mí apartamento,llevo cuatro días aquí,mirando toda la gente que pasa en estos días tan festivos,bueno mirando con un sólo ojo y pensando si alguien se dará cuenta,de que estoy muerto.
Esto si que es gracioso sólo me podía pasar a mí.
En fin,les contaré lo que me sucedió.
No les hablé de uno de mis mejores alumnos Kevin,el más aseado,el mejor vestido,bueno siempre estaba dando sobres y recogiendo otros,lo consideré generoso por naturaleza,me asombré mucho cuando lo encontré en mí piso(sin haberlo invitado) y me dijo que íbamos hacer negocios juntos.
Casí me da un ataque de risa,yo que jamás había hecho negocios con nadie.No sé porqué extraña razón,él estaba convencido de que guardaba dinero en casa,sí yo todo lo guardo en el banco.Al intentar explicarle la inutilidad de su broma,pues no tenía dinero en casa,ví relucir un brillo de arma en su mano derecha,claro entendí que en Hallowen todos llevaban disfraces extraños,me acerqué a él con tan mala pata,que tropezé con el sillón de la esquina,cayendo de rodillas a su lado,no sé porqué razón se asustó,ni como se le ocurrió apuntarme en el ojo con su arma brillante,sólo se que reía y que me dejó en el balcón sentadito en mi silla,removió cajones,armarios y al rato se fué silbando una canción.
Curioso no,aquí estoy viendo la gente pasar,tan divertida,tan ajena a todo,tan indiferente como siempre a mí persona.
Pero,un momento eso que se oye, son sirenas de policía,sí parece que sí.
Por fin,alguien me hará caso,se darán cuenta que no soy un muñeco,aquí ,estoy aquí.No sé,espero que no pasen de largo,que chiste de vida,que chiste.