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Curso 2016/17

lunes, 19 de octubre de 2009

PINCELADAS DE FANTASIA


ISABEL UBÉ

Me precio de ser amigo de Cayetana, actual duquesa de Alba, desde hace ya muchos años. Soy andaluz y la duquesa profesa mucho cariño a esta región, sobre todo a Sevilla, donde viene con frecuencia.

En estos días, que La Casa de Alba es noticia porque se exponen sus cuadros en el Museo de Bellas Artes de Sevilla, me viene a la memoria una conversación anecdótica que mantuve con Cayetana hace ya muchos años. Nos encontrábamos los dos en su casa, mirando el cuadro "Retrato ecuestre de María del Rosario Cayetana Fitz-James Stuart y de Silva", pintado por Zuloaga en el año 1930. El cuadro retrata a Cayetana con cinco añitos montada en su poni Tommi, al que tenía gran afecto. La niña ya "apuntaba maneras" según ha comentado algún periodista y el cuadro podría ser la primera pintura pop española por su colorido chillón. Yo me fijé en el ratón Mickey, que aparece con otros animalitos en la parte inferior izquierda del cuadro.

Observé que Cayetana miraba ensimismada la pintura y cuando comenzó a hablar sus palabras venían de muy lejos, en un tono nostálgico, confidencial.

En un tono bajito aunque estábamos solos me dijo:

- Zuloaga pintó a Mickey Mouse en el cuadro pensando que era fruto de su imaginación. Que quedaría bien añadir otro toque infantil más al entorno. Jamás hubiese aceptado que pintó a Mickey porque estaba allí, ante sus ojos, posando. Por eso yo estaba tan inquieta. No dejaba de vigilar a Mickey, que entraba y salía de la escena sin parar. Jugaba a esconderse tras mi perro y mi gato y le hacía cosquillas a Tommi en las patas. Zuloaga se enfadaba conmigo porque me movía muchísimo y no podía captar cierto rasgo, cierta expresión o la luz que, a veces, no me reflejaba de la misma forma porque yo ya no estaba colocada como él me había ubicado en un principio. Por eso dijo que nunca más volvería a retratar a una niña.

Recuerdo que lo pasé muy mal pero fue muy divertido al mismo tiempo. Las sesiones de posado se me hacían eternas. Mickey se burlaba de mí y se reía porque él podía moverse y yo no. Mickey estaba muy contento porque era la primera vez que posaba para un retrato, ya que siempre su padre lo había dibujado de memoria. Cuando nos quedábamos solos jugábamos mucho y yo le dejaba ropitas de mis muñecos. Así fue cambiando un poco el look tan austero que lucía al principio.

Fui muy feliz aquellos días, pero lloré mucho cuando Mickey se marchó porque dijo que añoraba a su papá...

- ¡ Ozú Cayetana, mi Arma ! ¿ Te estás quedando conmigo...?

- Tú qué crees Antonio, ¿Tú qué crees?




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